Me parece el mejor retrato de toda la serie. Y cuidado que es difícil mejorarlos. Tus trazos son cada vez más tuyos (parece de perogrullo), espero que me entiendas. Besos a contracorriente hasta Segovia.
Estoy con Isolda. Sabiendo como sé que no paras y que continúas en esta línea y no cesas de indagar en posibles modelos, este retrato que nos conduce a Jorge Manrique por el título me parece simplemente soberbio, y una traducción a pintura de sus versos inmortales, a pesar de que hablen de la muerte.
A mi todos los retratos me gustan y a la vez me dejan un poco insatisfecho. Siempre intento alcanzar algo de la esencia de la persona que se pone delante; y eso se consigue a medias, pues los matices de cualquier persona superan la representación. El cuadro intenta coger algo del alma o de la personalidad del individuo; y muchas veces este se escapa.
Como retratado que soy de tu pincel, diría que es cierto lo que dices, pero que, al mismo tiempo, tienes la capacidad de escoger lo fundamental de la persona, que a veces se le escapa al propio retratado.
He de reconocer, Mariano, que me seduce mucho el ejercicio de "travestismo" al que sometes a tus retratados.
En la realidad "alternativa" del cuadro, permites que vivan otras vidas, asumiendo roles cruciales e incluso siendo llamados para trascender su momento.
Es cierto que el género del retrato trata de dignificar al representado, y lo consigues, pero además logras investirlos de una dimensión, presencia o existencia nueva y distinta.
Por cierto ¿Para cuándo un autorretrato? ¿Cómo imaginas a tu "avatar", quizá como el arquitecto de las pirámides o como el oráculo de lo que ha de llegar?
José Luis: Tu comentario me parece acertadísimo; por lo menos en la parte en que aludes a mis intenciones y a lo que busco. Sobre lo último de lo que hablas no puedo decir nada... todavía.
10 comentarios:
Me parece el mejor retrato de toda la serie. Y cuidado que es difícil mejorarlos. Tus trazos son cada vez más tuyos (parece de perogrullo), espero que me entiendas.
Besos a contracorriente hasta Segovia.
Estoy con Isolda. Sabiendo como sé que no paras y que continúas en esta línea y no cesas de indagar en posibles modelos, este retrato que nos conduce a Jorge Manrique por el título me parece simplemente soberbio, y una traducción a pintura de sus versos inmortales, a pesar de que hablen de la muerte.
A mi todos los retratos me gustan y a la vez me dejan un poco insatisfecho. Siempre intento alcanzar algo de la esencia de la persona que se pone delante; y eso se consigue a medias, pues los matices de cualquier persona superan la representación. El cuadro intenta coger algo del alma o de la personalidad del individuo; y muchas veces este se escapa.
Un abrazo, Isolda y Amando.
Mariano.
Como retratado que soy de tu pincel, diría que es cierto lo que dices, pero que, al mismo tiempo, tienes la capacidad de escoger lo fundamental de la persona, que a veces se le escapa al propio retratado.
Si eso es así me doy por más que satisfecho.
Un abrazo hermanito
Así es.
Otro.
Parece como si estuviera observando algunos de tus anteriores retratos.
He de reconocer, Mariano, que me seduce mucho el ejercicio de "travestismo" al que sometes a tus retratados.
En la realidad "alternativa" del cuadro, permites que vivan otras vidas, asumiendo roles cruciales e incluso siendo llamados para trascender su momento.
Es cierto que el género del retrato trata de dignificar al representado, y lo consigues, pero además logras investirlos de una dimensión, presencia o existencia nueva y distinta.
Por cierto ¿Para cuándo un autorretrato? ¿Cómo imaginas a tu "avatar", quizá como el arquitecto de las pirámides o como el oráculo de lo que ha de llegar?
A eso se le llama reto.
Muy bien José Luis, muy bien.
José Luis:
Tu comentario me parece acertadísimo; por lo menos en la parte en que aludes a mis intenciones y a lo que busco.
Sobre lo último de lo que hablas no puedo decir nada... todavía.
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